Lima la horrible (1964)
Sebastián Salazar Bondy
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      X. EL PAIS INHIBIDO EN LA PINTURA
 
Pocas manifestaciones artísticas como la pintura
colonial han sido objeto de ponderación tan vehemente.
Ejemplares grandes y pequeños de esta variedad penden no
sólo sobre los muros de los museos sino en los de casas, residencias
y mansiones de los limeños con orgullo castizo. Los cuadros de la
Escuela Cuzqueña (y en menor proporción de las de Quito y
Potosí) son además piezas de un reñido comercio, tanto por las
telas cuanto por los aparatosos marcos estofados que las suelen
ornamentar, al punto de que muchas veces son éstos y no aquéllas
los que les otorgan su valor. Este hecho sirve bien a nuestro afán
de develar por cuán innumerables caminos el mito arcádico
secuestra nuestro presente y anula su proyección futura. Lo que en
seguida se afirmará de la pintura colonial no constituye, por esa
razón, una interpretación estética de las creaciones mencionadas,
sino una indagación acerca de la intención que dirigió su produc-
ción y del uso que, superado políticamente el virreinato, hizo de
ellas la clase dominante.


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